Es tan pequeñita que yo parecía un gigante a su lado. Estaba durmiendo todo el rato, pero le he tocado los deditos y ella se ha movido. Creo que esto puede ser el principio de una gran amistad… 😉
También ha llorado un poquito. No sé lo que le pasaba, pero por si se había dado un coco (ay, ay, ay), yo he pegado a la pared y le he dejado claro que a la Ariadna no se le hace pupa.
Laura